Hola, amiga, ¿cómo te encuentras? ¿Todo bien?1
Te cuento: yo estoy de reading week, una semana en la que no damos clase en la facultad. Tenemos una por semestre, y son una especie de mini-vacaciones de clase. Sigue habiendo trabajo, porque el trabajo no se acaba, pero las clases nos dan una tregua.
Y yo he aprovechado la tregua para venir con mi madre de visita a Londres.
Londres es una ciudad que he visitado muchas veces, como cualquiera que haya vivido en Inglaterra el tiempo suficiente. Por razones que me llevaría tiempo describir, hace tiempo que perdí cualquier idealización de Londres. Puede que un Eduardo Norte del pasado haya querido, en algún momento, vivir en Londres. Ahora me estremezco un poco con la idea de buscar un piso en el que vivir en esta ciudad del infierno.
Soy racional: aunque me gustan las ciudades, Londres no es un lugar amable. Es ruidosa, cara, incómoda. Te pasas el día en transporte público cuya ilusión de buen funcionamiento te anima a salir de casa todos los días. Casa por la que pagas una cantidad exorbitada de dinero. Está llena de ingleses (eso es un inconveniente), muchos de ellos ingleses ricos, que son los peores. Gente que trabaja en finanzas, en marketing y demás cosas sucias. Y está llena de turistas, con todo lo que eso significa: precios altos, calles a reventar. Y el tiempo, todo el rato lloviendo, que es un cliché pero conviene recordarlo. Sé lo suficiente de la vida en Londres como para no querer vivir aquí, como para huir lejos, a la costa, a Gales, a Escocia.
Y, sin embargo, todas las veces que la visito y paseo por sus calles, y me subo a su ruidoso p*to metro, y me tomo un café de tres libras mientras camino por las calles petadas de gente, gente rica, gente de paso, gente pobre, no puedo evitarlo, aunque lo intente, romantizarlo.
Hay algo en caminar en una ciudad tan antigua, con tanta historia, con tantas posibilidades, con tantas gentes, que me fascina y me invade aunque racionalmente sepa que es una mierda, que la ciudad complica tu vida.
Robert Leighton, poeta escocés del siglo XIX, y que vivió gran parte de su vida lejos de esta ciudad, escribió un poema en el que romantiza Londres como podría haberlo hecho yo.2
Mirad:
Vivir en Londres era mi sueño de joven,—
Londres, de donde vienen todos los libros,
Que atrae a su centro desde todos los puntos
El acero brillante del mundo; donde Shakespeare escribió,
Y Eastcheap es, con todos sus recuerdos
de chismes Quickly, Falstaff y el príncipe Hal;
Donde están las mismas piedras que pisó Milton,
Y Johnson, Garrick, Goldsmith y el resto;
Donde incluso ahora nuestro Dickens construye un santuario
Que los peregrinos de todos los tiempos vendrán a ver,—
¡Londres! Cuyos nombres de calles respiran hogar para todos:
Cheapside, Strand, Fleet Street y Ludgate Hill,
Cada nombre es una historia en sí mismo.
¡Vivir en Londres!—Londres, el escenario dramático
De la historia, el archivo del pasado,—
¡El corazón, el centro del mundo viviente!
Despierta, soñador, en tu pueblo y tu trabajo. 3
Para mí, es esa última frase, la que le da sentido al poema. Al final, la realidad se alza sobre el Londres romantizado, “el corazón, el centro del mundo viviente”, y te dice que te dejes de tonterías tienes trabajo. Es a esa frase a la que vuelvo siempre que me encuentro divagando sobre la posibilidad de vivir en Londres, ir a tomar café por Bloomsbury, pasear por el Támesis, ser feliz.
—¡Cariño, despierta! Vives en Abersytwyth, Gales, tienes que trabajar y Londres es una mierda —me digo a mi mismo, todas las veces.
No es lo que quiero oír pero es lo que tengo que oír.
🐦Twitter ha muerto
No os traigo ninguna exclusiva. Twitter va por un camino muy feo por el que no estoy muy seguro de querer seguir caminando. No elaboraré, pero por si acaso, estoy tocando tierra en Mastodón, la nueva red social del elefantito que nadie entiende. Aquí intentan explicarte qué m*erda es Mastodón y cómo puedes registrarte.
Si os soy sincera, toda esta crisis de Twitter me está poniendo muy triste. Yo sé que al final no es nada más (y nada menos) que un espacio virtual, y que estos van y vienen, como las crisis del capitalismo. Pero Twitter me ha traído tantas cosas buenas, tantas alegrías y tantas amigas, que verlo morir es como ver morir a una parte de ti. Máximo Gavete ha escrito un texto muy bonito sobre Twitter, y dice:
Podría escribir párrafos y párrafos mencionando a cientos de amigos, compañeros, jefes, clientes, colaboradores… llevo un 35% de mi vida en Twitter. Un 60% de mi vida adulta. No concibo internet sin ese lugar. Sin las personas. No es el check, es la gente.
Desconozco si Twitter sobrevivirá a su dueño, pero confío en que su espíritu sí lo haga y, sea donde sea, pueda seguir dando gracias eternas a tan buena gente por tan buenos ratos.
Y al final, eso es lo que importa: el espíritu, la gente, la comunidad. Me da igual donde vayamos, si es con mis amigas de internet.
📚 Nora Ephron dixit
He empezado a ojear (que no leer) una colección de ensayos de Nora Ephron: I feel bad about my neck, and other thoughts on being a woman (2006).4
¿No sabéis quién es Nora Ephron? No pasa nada, amiga, hablaremos largo y tendido sobre ella.
Pero por ahora, un par de cosas: 1) Escribió guiones de comedias románticas famosísimas como Cuando Sally encontró a Harry (1990) o Tienes un mail (1998), 2) Escribió para distintas revistas estadounidenses y alcanzó una fama significativa, y 3) era graciosísima, inteligentísima y una escritora excepcional. Cualquiera que haya leído algo de ella se daría cuenta, porque divierte, entretiene y te afila la mente, todo ello sin que te des demasiada cuenta.
Yo he tardado mucho en leerla, hasta que encontré el mencionado ensayo en una librería de Londres esta semana y me hice con él, un recuerdo de mi visita a mi ciudad romantizada. Sabía que me iba a gustar y tenía razón.
Uno de los ensayos se titula What I Wish I'd Known (Cosas que me hubiera gustado saber). Lo podéis leer aquí y os recomiendo que lo hagáis. Yo, porque os quiero, os he hecho una selección de mis favoritas.
La gente solo tiene una manera de ser.
Compra, no alquiles.
Nunca te cases con un hombre del que no estés dispuesta a divorciarte.
Todo lo que odies de tu cuerpo a los 35 lo echarás de menos a los 45.
Escríbelo todo.
Haz más fotos.
Puedes pedir más de un postre.
Haz una copia de seguridad de todos tus archivos. 5
Gracias, Nora, tía. Espero que estés fenomenal allá donde estés.
📋 Las cosas, cada vez más cosas
Cuando Sally conoció a Harry, comedia romántica clásica que sabes cómo acaba cuando empieza. La vi anoche con mi madre, en mi interés por acercarme a la obra de Nora Ephron. Muy bonita la película, ¿pero podemos hablar de lo guapísima que es Meg Ryan, y lo normalillo tirando a feucho que es Billy Crystal?
Este artículo, sobre metaversos y distopías, y la importancia de imaginar futuros mejores.
He podido acceder al poema del día en PDF gracias a Archive.org, una biblioteca virtual con millones de documentos. No tiene ánimo de lucro y es legal: el espíritu de Internet bueno está en esa web.
El podcast de Deforme Semanal de esta semana, sobre la destrucción. Particularmente, la historia de amor entre Yann Andréa y Marguerite Duras, excepcionalmente contada por Isabel Calderón. Si os interesa la turbulenta historia de amor entre un actor homosexual de veinte años y una escritora francesa alcoholica (¡y homófoba!) de 66 años, tenéis que escuchar el podcast (y/o leer este artículo).
Esta canción:
💰 Pasando la gorra
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A todas las personas que me habéis dejado un cafetillo: agradecimiento eterno. Sois majísimas y seguro que oléis de maravilla.
A las que no habéis donado todavía: no pasa nada, seguro que sois majísimas también. Sin embargo, de vuestro olor corporal no me animo a hacer declaraciones. Hasta que no donéis, claro.
👋¡Adiós, amiga!
Tres últimas cosas:
Cuando leas esto, yo estaré en un viaje de autobús Londres - Abersytwyth de siete horas. Déjame un comentario respondiendo a esta pregunta: ¿qué haces un viaje tan largo? Te leeré, seguro.
Si te ha gustado esta cartita, compártela con una amiga. Mándasela por mail, o por Telegram, dile: “mira al maricón este, qué majo es”.
No pasa nada si no llegas a todo. Como dijo Virginia Woolf (un besito, que sé que me lees): “no hay prisa, no hay necesidad de brillas, no es necesario ser nadie salvo una misma”.
La pregunta no es retórica: puedes responder.
Localizar a este tal Robert me ha costado un poco. El poema lo leí en una colección de relatos sobre Londres editada por Jane McMorland Hunter (y que podéis leer gratis y legalmente en Archive of the Internet). Al buscar su nombre en Internet, encontré a un Robert Leighton escocés que escribía historias juveniles, pero con fechas de nacimiento y defunción que no me cuadraban. Investigando un poco más, me he enterado de que este segundo Robert Leighton era el hijo del primero, autor del poeta que os enseño. Así que si lo buscáis en Google y encontráis a Robert Leighton que escribe novelas juveniles, ese no es el del poema. Es su padre.
Original: To live in London was my young wood-dream,— / London, where all the books come from, the lode / That draws into its centre from all points / The bright steel of the world; where Shakspeare wrote, / And Eastcheap is, with all its memories / Of gossip Quickly, Falstaff, and Prince Hal; / Where are the very stones that Milton trod, / And Johnson, Garrick, Goldsmith, and the rest; / Where even now our Dickens builds a shrine / That pilgrims through all time will come to see,— / London! whose street names breathe such home to all: / Cheapside, the Strand, Fleet Street, and Ludgate Hill, / Each name a very story in itself. / To live in London!—London, the buskined stage / Of history, the archive of the past,— / The heart, the centre of the living world! / Wake, dreamer, to your village and your work.
Creo que el libro no se ha editado en español, pero no lo sé, porque las editoriales se llevan un lío tremendo con los ensayos y los derechos internacionales. En cualquier caso, en inglés es este.
Original: People have only one way to be / Buy, don't rent / Never marry a man you wouldn't want to be divorced from./ Anything you think is wrong with your body at the age of 35 you will be nostalgic for at the age of 45. / Write everything down. / Take more pictures. / You can order more than one dessert. / Back up your files.
Como me gusta Londres, cada vez que voy me enamoro de ella la verdad un poco más. Nunca lo había visto desde tu pubto de vista, pero está claro que es cara. Y eso no ayuda.
En viajes largos, suelo dormir si puedo o ver una película. Saludos!
Ojalá poder leer en los viajes largos, pero me mareo a los cinco minutos. Así que simplemente escucho música, podcasts y... practico el odiar a todos los que hablan gritando por teléfono 😑