¡Hola! Esto es Movidas Bookclub, un boletín cultural en el que hablo de libros, arte, cultura, y mi puta movida, que para eso es mi boletín.
Según la Wikipedia, la celebración de los cumpleaños se remonta a muchos años atrás en la historia.
«Nacen dentro del dominio de la magia y la religión. En la antigüedad, las costumbres de felicitar, dar regalos y hacer una fiesta (…) tenían el propósito de proteger de los demonios al que celebraba su cumpleaños, y de garantizar su seguridad durante el año entrante. (...) Hasta el siglo VI, el cristianismo rechazó la celebración de cumpleaños como una costumbre pagana»
Pero, ¿y qué pasa cuando los cumpleaños son catastróficos? ¿También nos protegen de los demonios malos durante un año?
Como sabrás si me sigues en Twitter o Instagram, esta semana, el 14 de marzo, ha sido mi cumpleaños.
26 primaveras he cumplido, qué te parece, y sigo estando como una rosa.
Felicítame abajo O MUERE.
(Es broma).
Mi cumpleaños no fue catastrófico. De hecho, fue bastante guay. Prácticamente perfecto. A parte de la desgracia de tener que celebrarlo un lunes, justo el lunes después de las vacaciones, no tengo ninguna queja. Una personita muy especial me regaló todo lo que quería1 y me fui por la noche a tomar cócteles caros con nombres extraños. Un día redondo.
—Pero, Eduardo Norte, amiga, entonces qué dices de cumpleaños catastróficos.
Pues porque siempre que es mi cumpleaños tengo la PRESIÓN de que sea un día especial. Siento la obligación moral de divertirme, estar tranquila y relajarme. Un sentimiento claramente contraproducente.
¿Es acaso un trauma heredado de la infancia, de la presión de invitar a muchos amiguitos y tener el mejor cumpleaños de la clase? Es posible. Me lo apunto para hablarlo con mi psicóloga.
La cuestión es que desde un tiempo a esta parte (desde que me mudé al Reino Unido) he confiado en una sola persona para tener un cumpleaños no catastrófico: yo mismo. ¿Cómo pasar un cumpleaños feliz en un país en el que no tienes amigos? Pues yo te lo cuento:
No te esperes nada de nadie. Consejo para la vida en general. Pero especialmente relevante para tu cumpleaños: la gente tiene mucha movida como para acordarse de que hoy es tu cumpleaños, y no pasa nada. Mi tía no me ha felicitado un cumpleaños en su vida, pero sé que tiene otra manera de quererme y de cuidarme. Está bien saber que la gente demuestra su afecto de distintas formas, y no todas ellas pasan por felicitarte en tu cumpleaños.
Hazte comida rica. El año pasado me pasé la mañana cocinándome una tarta de queso y un risotto con setas. Este año alguien me lo ha preparado en mi lugar, y la tarta era comprada, pero da lo mismo: dale a tu tripa lo que quiere.
Date un capricho, amiga. Yo vengo de la compañía del puño cerrado2 y solo gasto dinero en lo estrictamente necesario, porque sé cuándo vienen los meses de las vacas flacas. Excepto cuando es mi cumpleaños, que me doy el placer de comprarme algo caro e innecesario que me ponga la serotonina por las nubes.
Relájate, tía. Has sobrevivido un año más, y eso siempre es una buena noticia. Tómate un ratito para darte una palmada en la espalda y celebrar que estás viva, que no es poco.
Cumpleaños catastróficos: un género.
Por supuesto, me ha dado por pensar en novelas, series y películas que incluyan un cumpleaños catastrófico. Se me han ocurrido varias, pero he querido dejarlo en una:
Muñeca rusa es una serie corta de Netflix sobre una tía que no deja de morir el día de su cumpleaños. Se despierta en el baño durante su fiesta de cumpleaños, y como en un videojuego, cada vez que muere vuelve al punto de partida.
Es una serie redonda, perfecta. A ratos cómica y a ratos trágica, te meten las reflexiones existencialistas entre carcajada agridulce y risa amarga. Con una Natasha Lyonne excepcional, carismática, guapísima, y un Charlie Barnett que podría haberme destrozado al vida (porque es muy guapo).
¿Queréis ver algo ligero, entretenido, rapidito y bueno? Ved Muñeca Rusa. No decepciona.
Hay una segunda temporada pero de eso no hablamos.
La recomendación semanal
—Vaya, ¿así que ahora vas a recomendar cosas semanalmente? ¿vas a tener una sección solo para eso? Cómo si no te pasases la vida recomendando cosas. Qué predecible te has vuelto, Eduarda.
De verdad, a veces sois muy desagradables, eh.
Pues ea, por bordes ahora os quedáis sin recomendación semanal. Os fastidiais.3
Eduardo, ¿estás bien? Te notamos raro.
No, no estoy bien. Tengo muchísimo curro, me están saliendo canas y necesito vacaciones. Pero no estamos aquí para hablar de mí (*risas enlatadas*).
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Regalarme mil euros. Eso me haría muy feliz 🤠
Eduardo, convencido de que tiene a las mejores suscriptoras del mundo, se sienta a esperar a que lleguen las transferencias, a pesar de no haber compartido su número de cuenta. Pero las transferencias nunca llegan, porque nadie le va a mandar mil euros a su cuenta a no ser que haya trabajado como un marrano, y porque no compartió su número de cuenta. Murió cansado.
La personita soy yo.
Que soy tacañito, vaya.
Es broma, jamás os haría eso. La recomendación semanal es una canción he usado esta semana en mi clase para practicar los gerundios en español: Me río de ti, de Gloria Trevi. Bastante guay para rupturas, también.