A ver, amigas, os voy a hacer una pregunta.
¿No os pasa que a veces os metéis en Netlix, o en HBO, o en vuestro servicio streaming de confianza, y os pasáis horas arriba y abajo, trailer arriba, descripción abajo, pensando qué ver pero sin ver nada? Y al final se os va la noche, esa noche que os habíais guardado para ver una película chula, para descansar, para desconectar, para olvidaros un poco de todo. Y en lugar de descansar te has visto abocada al dilema casi moral de qué cojones ver, algo entretenido, pero serio, pero inteligente, pero no tanto, qué coñazo. Y al final decides, hastiada ya de pensar y decidir, que vas a ver otra vez Aquí no hay quien viva1. ¿No os pasa?
Porque a mí me pasa muchísimo. Dedico una cantidad ingente de tiempo a la indecisión, paralizada, sin saber por dónde tirar. Y sé que no soy la única.
Esto no sería tan grave si solo se quedara en Netflix. Bueno, ¿a quién le importa que no veas una película nueva, que te pases excesivos minutos de arriba para abajo sin decidirte por nada, completamente paralizada? El problema es cuando ese estado, la parálisis por indecisión, se convierte en tu modus vivendi.
Ay, amiga, cuidado con eso. Que yo te quiero mucho y no quiero que lo pases mal, y sufras, y te conviertas en un ser miserable y angustiado. Porque eso es lo que pasa cuando no te decides. En palabras de William James: “No hay persona más lamentable para la cual nada es más habitual que la indecisión”.
Y tenía razón, puto William James.
Descartes2, nada más y nada menos, pensaba lo mismo:
La indecisión es una especie de miedo que nos mantiene el alma en suspenso entre varias acciones, le hace no realizar ninguna de ellas, deliberando así cuál es la opción adecuada. En lo cual, es verdaderamente de alguna utilidad. Pero cuando dura más de lo debido, y perdemos en la deliberación el tiempo que necesitamos para actuar, la indecisión es entonces algo negativo (...). En estos casos habría un exceso de indecisión, que proviene de un excesivo deseo de hacer lo correcto y de un débil entendimiento de la situación, sin nociones claras, sino más bien confusas.3
Esto te lo cuenta Descartes en su Tratado de las pasiones (16494), y el maldito franchute dio en el clavo. La indecisión es un miedo, a veces útil, pero contraproducente cuando lo que necesitamos después de la reflexión es acción. En realidad, ya sabes qué película quieres ver, pero te da miedo equivocarte y malgastar dos horas de tu vida.
Luego sigue:
El remedio para este exceso es acostumbrarnos a formar juicios definitivos y determinados sobre cualquier cosa con la que se nos confronte, y creer que estamos en nuestro derecho de juzgar como mejor creamos, aunque a lo mejor juzguemos mal.
Aquí el francés te quiere decir, cariño, que tampoco te rayes mucho si te equivocas, porque hay que vivir con la convicción de que lo estamos haciendo lo mejor que podemos. Y tiene razón, otra vez. No hace falta machacarse, amiga.
Pero es en una carta privada a la reina Cristina de Suecia (a quien por cierto le dedicó el libro previamente mencionado), donde creo que el gabacho da en el clavo de verdad:
Estoy convencido de que la determinación y la prontitud son virtudes muy necesarias. Y no hay motivos para temer a lo desconocido: porque a menudo las cosas que más tememos, antes de experimentarlas, resultan ser mejores que las que deseamos.
Qué frase, amiga. No cabe decir nada más.
Putos franceses, qué bien hacen las cosas a veces.
🚫 Contra la indecisión
He iniciado mi pequeña campaña contra la indecisión. Estoy harto de revisitar cosas y comfort shows solo por no atreverme con cosas nuevas.
Por eso, en la línea de lo que os he comentado anteriormente sobre Descartes, la determinación y la prontitud, he hecho una lista de películas que llevo un tiempo queriendo ver y voy a estar viendo una película cada día durante los próximos quince días.
Este es el plan:
Entrar en Filmin
Entrar en la lista
Ver la película que me toque para ese día.
Advertencias:
En ningún caso dejar hueco a la negociación (“Ay, ¿y si veo otra vez Aquí no hay quién viva?”)
No dejar pasar a la indecisión
Os iré contando.
Si no volvéis a oír hablar de este tema, es que he fracasado.
La lista, por cierto, es esta. Sé que tenéis curiosidad. Yo la tendría.
📋 Las cosas, siempre con cosas.
Casi toda la información de este boletín lo he sacado de The Marginalian, el blog de María Popova, citado abajo. Es un blog fantástico sobre literatura y filosofía, uno de los que más recorrido tiene en internet. Si podéis leer en inglés, echadle un ojo. En particular a este artículo: 16 Life-Learnings from 16 Years of The Marginalian, 16 consejos que te da por los 16 años que lleva con el blog. Chulísima.
¿Vives en Reino Unido? Romancero Books es una librería online especializada en libros en español que te va a encantar.
Botellas de agua caliente. A lo mejor os estoy descubriendo la rueda, no me extrañaría, pero no puedo vivir sin recomendaros esto. Las botellas de agua caliente me están salvando la vida durante las frías noches de invierno galesas.
Me gusta mucho la newsletter de Iago Berro, Lorem. De mis cosas favoritas de leer en internet.
Una amiga de Internet me recomendó este vídeo: La vida en el pueblo más frío del mundo. Te puedes imaginar de qué trata. Son una serie de vídeo documentales cortitos sobre la vida en Yakutia, la región más fría del mundo con temperaturas de hasta -71º.
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Esta canción, para todas vuestras amigas:
✨ El arte
Me gusta mucho la obra de Paul Klee (1879–1940), pintor suizo/alemán cuya herramienta principal del trabajo era el color. Mirad qué pinturas tan chulas, parecen cristaleras.
Si os interesa, podéis leer más cositas sobre este señor aquí.
👋 ¡Hasta luego!
Últimas cosas:
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Puedes hacer las dos cosas, no tienes por qué elegir.
No sé qué más decirte, amiga, salvo que te cuides y no te digas cosas feas. Pero yo sé que no lo haces. Porque yo sé que eres listísima.
O vuestro comfort show de confianza
Tiendo a pensar que todo el mundo conoce a Descartes como todo el mundo conoce a Platón, pero esta semana he mencionado brevemente a Descartes en mis clases y resulta que nadie lo conocía. No pasa nada, no tenemos por qué saberlo todo. Así que si no sabes quién es Descartes, te lo resumo: francés, feo, filósofo del siglo XVII que dijo aquello de “pienso, luego existo”.
Citas extraída de este fantástico artículo de María Popova, original en inglés.
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