La verdad es que no tengo nada preparado. Ahí está la verdad: desnuda y entera. Esta semana he vuelto a España, y entre la emoción de preparar maletas y la emoción de deshacerlas, no me he parado a pensar en qué escribirte para nuestra cita cibernética semanal. Sorry.
Podría inventarme alguna excusa, porque volver a España para el verano es una situación que se da a excusas: he estado muy liado, he quedado con amigas, etc. Y no sería mentira, pero tampoco sería verdad. Podría, entre las esperas del aeropuerto, haberte escrito algo. Y no lo hice.
Qué poco cuesta ser sincera, y qué poco lo hago cuando meto la pata. Inventarme un atasco imaginario para justificar un retraso, o mucho trabajo por no responder un correo. Las mentiras, supongo, son más fáciles que la verdad: que he llegado tarde porque no quería venir a trabajar, o que no te he respondido al correo porque no me daba la gana. Así que tampoco os recomiendo ir por la vida diciendo la verdad, porque lo más probable es que os quedéis en la calle y sin amigas.
Mentir es un bien social, eso nadie lo discute. Mentimos para hacernos la vida más fácil, mentimos para acomodar nuestros excusas a una realidad que no nos viene bien. Pero cuidado con creerte tus propias mentiras, o tus propias excusas. Cuidado con mentir para esconderte una verdad incómoda, con inventarte excusas para ocultarte tus miedos: a veces es mejor ir con la verdad de frente, sobre todo con una misma.
Yo os habría mentido para esconder una imagen de irresponsabilidad y despiste, lo cual no habría sido tan grave. Lo grave habría sido creerme que no he tenido tiempo, cuando sí he tenido tiempo y no lo he hecho, simple y llanamente, porque no me ha apetecido. Las implicaciones de esa desgana son mías, y yo mismo me las trabajaré. Pero ese trabajo no lo podría hacer de creerme mis propias mentiras.
Así que miénteme si quieres, amiga, a mí me da igual. Pero no te engañes a ti misma, no te pongas trabas a tu propio desarrollo.
Pero bueno, yo solo soy una mamarracha de internet con aires de escritora, así que tampoco me hagas mucho caso: haz lo que te de la gana.
✨ Las palabras bonitas
He vuelto a España para pasar el verano, y no solo me he reencontrado con Frida, con mi familia y con mis amigos: también con mis libros.
Guardo mis libros en casa de mi madre, y cuando vuelvo me gusta pasearme por las estanterías, recordar cuándo leí este o aquel libro. Pequeños tesoros del pasado.
Me he encontrado con una antología poética de Antonio Calvo Elorri, Con el corazón en la boca (Editorial Egalés, 2011). Compré un ejemplar de este libro en una visita exprés a Barcelona, y sus poemas de maricón intenso me han acompañado en algunos momentos románticos de mi vida. El amor y el desamor, el vivir con el corazón en la boca.
Me gusta especialmente este poema, que recuerdo casi palabra por palabra sin abrir el libro:
TE QUEDAS SENTADO después de ducharte, inocente de tu desnudez. Pareces un niño. Te sientas y tus pensamientos fluyen, tu mirada fija, tu expresión muda. Luego abres la boca, dices algo. Yo te he mirado, no he dejado de mirarte en todo este tiempo. Dices algo y yo solo puedo sonreír, acariciar tu muslo desnudo, saborear el momento para luego, al recordarlo, escribirte un poema. Poema al niño desnudo
📋Las cosas desnudas
He estado leyendo Sabea, la ciudad de los siete reinos, de Laura Morán Iglesias. Es un híbrido de novela fantástica y policiaca, y tiene mi sello de calidad: chulísima.
Esta mañana he desayunado overnight oats y creo… creo que es el desayuno perfecto para el verano. Lo preparas la noche de antes, pones leche con avena + cualquier cosa, lo dejas en la nevera por la noche y te lo comes por la mañana fresquito. Yo le he puesto manzana, miel, extracto de vainilla y almendras. Y chicas… chicas. Solo de recordar el sabor que tenía me entran ganas de llorar. Por favor, probadlo.
El otro día vi The Babadook, una película de terror australiana que voy a tardar mucho tiempo en olvidar. Es posible que sea de mis películas favoritas. Escalofriante y emotiva, es una reflexión sobre el duelo y la necesidad de afrontarlo. También es el origen de este meme.
Estoy escuchando el podcast documental Crímenes. El musical. True crime castizo mezclado con música, y charlas con científicos de la criminología. En el primer episodio te explican cómo se descompone un cadaver. Si has escrito novelas con muertos es una información que necesitas. El podcast ganó un Premio Ondas, así que no soy el único que dice que es bueno. Escuchadlo.
Gracias al aleatorio de Spotify por recomendarme esta canción.
👋 Adiós, amiga
No tengo nada más que decirte, salvo mis tres actividades favoritas de esta semana, las que sé echaré de menos después del verano, mi nostalgia futura particular:
Desayunar overnight oats con mi madre.
Dormir lo que el cuerpo pida.
Jugar con Frida.