A veces me pasa que se me adelanta la nostalgia.
A ver si me explico bien:
Me pasa que estoy pasando un buen rato, que me siento feliz y satisfecho, y un pensamiento me atraviesa el cuerpo como una flecha: algún día echarás de menos este presente.
De pronto, siento que soy el Eduardo Norte del futuro, en una situación que desconozco pero peor, que mira atrás a este presente en el que me siento feliz, y lo echo de menos. La nostalgia del futuro. El saber que hay un futuro en el que echaré de menos este presente que ahora vivo.
Entiendo, amiguitas que estáis con el café mañanero, que a lo mejor estas afirmaciones metafísicas se os están atragantando. Me disculpo si se os ha descolocado un poco el cerebro.
Pero lo que intento deciros es positivo: esos momentos en los que se me adelanta la nostalgia, y pienso que tal vez existe un Eduardo Norte futuro que extraña lo que yo ahora vivo, me entregan cierta satisfacción. Me acomodo en esa nostalgia futura, la saboreo. Me recuerdo que no hay manera de saber qué me deparará el mañana, y que mi plenitud presente, aun efímera, es lo único real.
📸 Pequeños retratos
Estoy leyendo El Prado inadvertido, de Estrella de Diego (Anagrama, 2022). Un libro entre la memoria y el ensayo que repasa ese icónico museo madrileño centrándose en las obras menos atendidas de la colección. Pretende no solo destapar un Prado que no conocemos, el que ignoramos mientras vamos de Velázquez a Goya, sino también cambiar nuestra manera de apreciar el arte.
En algún momento volveré a este libro porque tiene más de una idea interesante que quiero compartir con vosotras, pero por ahora os cuento que me ha descubierto la obra de Clara Peeters.
Clara Peeters fue una pintora flamenca del siglo XVII especializada en bodegones, en naturalezas muertas. Fue también, durante mucho tiempo, la única mujer expuesta en el Museo del Prado. Ocurre que las mujeres del XVII tenían difícil acceder a una formación artística profunda, al estar vetadas en los talleres donde se aprendía a dibujar el cuerpo humano desnudo. Los bodegones era, según de Diego, “un modo respetable de llevar adelante la carrera para muchas artistas”.
Pero los bodegones de Peeters son famosos porque, aparte de ser bellísimos, incluyen pequeños retratos de la pintora, escondidos en los reflejos.
Hay 4. A ver si los encontráis:
Hay algo en ese pintarse a sí misma que demuestra no solo orgullo de autoría, también una ligera insumisión y una técnica particular. Al reparar en los pequeños retratos fantasmagóricos, imaginamos a Peeters sentada frente al lienzo, pintándose a sí misma, añadiendo así riqueza a la obra. Una perspectiva poco común en cuadros como este y que trasciendo lo que el propio ojo ve.
Echadle un ojo al resto de la obra de Peeters, online o en el Prado, o en el otro bodegón de esta newsletter. Y buscad su rostro.
📋 Las cosas fantasmagóricas
Siguiendo con mi etapa almodovariana, anoche vi Todo sobre mi madre (1999). La recordaba como una de mis películas de Almodóvar favorita, pero ahora en retrospectiva, no me ha impresionado tanto. Eso sí, el monólogo de la Agrado sigue siendo icónico: “una es más auténtica cuanto más se aparece a lo que ha soñado de sí misma”.
Como el twittero medio, terminé de ver Succession esta semana. Fue un cierre estupendo para una serie soberbia. Eso sí, no es una serie para todo el mundo. Es un guirigay financiero que acaba siendo interesante por lo disfuncional de la familia. Tiene un poco de wealth porn (que ya sabéis que no defiendo), pero lo respeto porque viene con crítica. Sutil, pero crítica.
Estoy usando bastante Notes de Substack, sobre todo para compartir lo que leo. Siento que Twitter —mi otra red social de confianza— es cada vez menos simpática, así que estoy empezando hacerme un hueco aquí. Comparto cosas que leo y que me gustan. ¿Os venís?
Acabo de descubrir Sala de herramientas, una newsletter de
para gente que trabaja frente a una pantalla. Está chula.Esta entrevista que le han hecho a Alana S. Portero en Libros de Arena. No tenía el gusto de conocer a Alana y no me interesaba mucho su novela, pero después de esta entrevista tengo muchas ganas de adentrarme en ella. La mala costumbre, pronto en mis estanterías.
Esta canción, por si estáis tristes y necesitáis validación musical:
👋 Adiós, amiga
Cuando leas esto estaré de camino a Londres, donde estaré unas semanas antes de volver a la España de mis dolores y mis amores a pasar el verano. ¿Cuántos libros creéis que llevo en la maleta? A la que más se acerque sin pasarse le regalo, no sé, un beso.
Mientras tanto, tres últimas cosas:
Cómprate un espumador de leche. No sé si ya te lo he recomendado pero vale la pena repetirlo: ha cambiado la forma en la que hago café en casa.
Procrastina un poco más. Qué más da, es verano, amiga.
Sé que te he dicho esto previamente, pero vale la pena repetirlo: si estás en un restaurante y estás dudando sobre si pedir postre, despeja las dudas y pídete postre. Mañana te cae un ladrillo en la cabeza, te mueres y tú sin pedir postre, tonta.
¡Muchas gracias por la mención, Eduardo!
mi madre me ha regalado una espumadera de leche nueva por mi cumpleaños, hay cosas que con la edad caen por su propio peso 😅