Autodefinidos pequeños momentos
Una pequeña entrega del movidas, sobre castañas, impactos y autodefinidos.
Amiga, te escribo desde el peor sitio en el que se puede escribir: una estación de autobús en la ciudad de Birmingham. No preguntes cómo he acabado aquí, porque te lo contaré, y es una historia muy aburrida sobre trenes y vuelos.
La cuestión es que estoy aquí, en Birmingham, escribiéndote. Y llevo toda la semana pensando en ti, ocasionalmente. En lo que te iba a contar y cuándo. Sopesaba la idea de que a lo mejor no tendría tiempo, que esta semana tendrías que tomarte el café dominical sin mí. Las dos sabemos que no sería una gran pérdida.
Pero acabo de dejar a mi madre en el tren (un señor muy amable de la estación de trenes me ha dejado pasar para acompañarla, aunque yo no llevaba billete), y me encuentro con un par de horas que matar en la estación de autobuses.
Y tengo un libro de autodefinidos. El libro de autodefinidos que mi madre y yo hemos estado completando, intermitentemente entre esperas de trenes y autobuses, en horas muertas. Me he sonreído y decidido escribirte.
Te pongo en contexto: era la primera vez que mi madre me visitaba desde que vivo en Aberystwyth. Tenía mucha ilusión de enseñarle mi casa, mi lugar de trabajo, la playa por la que tantas veces he paseado, esa cafetería que me gusta tanto. Esta semana no tenía clases, así que hemos tenido tiempo de hacer turismo local y de pasar mucho tiempo juntos. Hemos visitado pueblos y playas, algún que otro restaurante, colinas y bosques, y hemos pasado mucho tiempo en casa, descansando del mundanal ruido.
Recuerdo un momento en concreto, muy poco significativo. Mi madre trajo castañas de Valencia, porque sabe que me gustan. Estábamos esperando a que se hicieran. Había preparado té con limón y jengibre, que estaba demasiado caliente para beber y cuyo aroma se mezclaba con el de las castañas. Los dos cubiertos con la misma manta, con el libro de autodefinidos abierto.
Tuve una revelación, y supe que ese sería un momento que echaría de menos en algún futuro. Me regocijé en él y fui feliz.
Quiero compartirlo contigo, que me lees. Te parecerá una tontería, pero sentí que en ese momento tan pequeñito se escondía algo muy grande. La ilusión que me hacía tenerla allí, lo mucho que la echaba de menos algunos días. Todo en unas castañas, un té y una manta. Y un libro de autodefinidos. Hemos hecho tantos autodefinidos esta semana… Tendrías que vernos, a mi madre y a mí, en una estación en algún lugar en Gales, o en una cafetería de Birmingham, los dos mirando con el ceño fruncido al librillo de autodefinidos, buscando palabras en una definición breve y dos palabras.
Estas son las que más nos ha costado sacar. A ver si a ti te salen:
Valorar, tasar: T _ R _ _ A R
Blando, esponjoso: _ O _ O
Escrito y no publicado: _ N _ _ _ T _
Trozo de algo: _ _ O _ U E
Artefacto explosivo: _ _ _ A
Las respuestas, por si eres débil (como yo), aquí1.
Este es un boletín pequeño: un autodefinido y un momento pequeño. Pero espero que sepas que entre estas palabras también se esconde algo muy grande. El valor de los momentos fútiles y felices, de las tradiciones familiares que se forjan en un viaje, de las cosas pequeñas —unas castañas recién hechas, un abrazo en la estación— que echaremos de menos. Atesóralos, amiga. Recordar las cosas pequeñas a veces es todo lo que tenemos, hasta que volvamos a vivirlas.
📋 Las cosas autodefinidas
La película Quiz lady, en Disney Plus. Sandra Oh y Akwafina son dos hermanas muy diferentes pero que se quieren mucho. Les pasan cosas. Hay un concurso de la tele. Y un carlino monísimo que se llama Señor Lingüini. Entrañable y divertida, os la recomiendo con el corazón calentito.
Los cuadernos de Blackie Books. Autodefinidos guays. Puzles, juegos, acertijos. Estupendos para hacer solo o en compañía.
He terminado de leer La polilla en la casa del humo, de Guillem López. Premio Ignotus de Novela en 2016 (creo). Me ha gustado, aunque no es mi tipo de libro. Violento y sucio, algo asqueroso, con cierta originalidad narrativa. Es como un bicho asqueroso y feo, que expulsa un líquido extraño mientras agoniza. Da asco, pero no puedes dejar de mirar.
Leyendo ahora, sigo con mis lecturas de tesis: Buscadores de luz, de Javier Negrete. Premio UPC año 2000. En un futuro cercano en el que soñar te lleva a la enfermedad, un psiquiatra estudia a un hombre que acaba de aseinar a su mujer. Misterio, cifi blandita. Por ahora, muy entretenida. te voy contando.
La canción, esta vez un clásico:
💥 Impacto
Estos días he podido visitar la obra de Angharad Pearce Jones expuesta en el museo de arte de Aberystwyth. Se titula IMPACTArdrawiad, una obra mastodóntica de metal sobre las barreras que nos dividen, los huecos en esas barreras y las decisiones que tomamos.
Me gusta mucho el arte tan grande en el que puedes meterte y salir, interactuar. El que te rodea y te hace sentir pequeño.
También me gustan las cosas que se desvirtúan, que te enseñan en un contexto modificado y diferente. Una valla en un museo. Pearce Jones ha imitado todas las vallas rotas que ha encontrado. La valla que guarda a las ovejas, rota por el impacto de un coche. La valla en el aparcamiento del centro comercial, en la que se estrelló un camión. Todas en un museo, desvirtuadas y pintadas de rosa, de pronto significan algo más.
👋 ¡Adiós, amiga!
Hoy me retiro pronto, que tengo que coger un bus. Gracias por estar al otro lado. Nos vemos el próximo domingo.
Tres últimas cosas:
Haz autodefinidos.
Compra menos, reutiliza más.
Esta cita de Marco Aurelio, de sus Meditaciones: En fin, de una sola cosa debemos hacer aprecio: de transcurrir la vida en medio de la sinceridad y la justica, tratando con benevolencia a los falsos y a los injustos.
1. Tarifar; 2. Fofo; 3. Inédito; 4. Bloque; 5. Mina
Estas citas dominicales son amorosas y amables, algo que no abunda en estos días intensos. Gracias
Edu, comprendo profundamente tus sentimientos, ya que también soy migrante. Nací en Maracaibo, Venezuela, y he pasado casi 9 años en México. Salí de mi país a los 20 años, lo que significa que la cuarta parte de mi vida ha transcurrido en este maravilloso lugar. Entiendo perfectamente eso que compartes sobre los momentos con tu madre. En mi caso, tuve la dicha de tenerla a mi lado durante 2 años, y cuando se regresó a Caracas, dejó un vacío imposible de llenar. Sin embargo, agradezco a la vida por esos instantes tan significativos. La experiencia de ser migrante nos enseña a valorar y agradecer cada momento especial.