Antes de que sea demasiado tarde
Sobre hacer cosas, no tener tiempo y sobre mí. (Este boletín incluye perrete!)
Esta semana he leído una entrevista que le hicieron a Martin Scorsese. Martin Scorsese tiene ochenta años y lleva más de cincuenta años haciendo películas. Está en edad de retirarse, colgar sus cuchillos, e irse.1
Y sin embargo, cuando le preguntan si con ochenta años todavía tenía ganas de seguir trabajando, él responde:
Got to. Got to. Yeah. I wish I could take a break for eight weeks and make a film at the same time [laughs]. The whole world has opened up to me, but it’s too late. It’s too late.2
El periodista —muy inteligente—, le pregunta a qué se refiere. ¿Demasiado tarde? ¿Qué quieres decir?
Y él responde:
I’m old. I read stuff. I see things. I want to tell stories, and there’s no more time. Kurosawa, when he got his Oscar, when George [Lucas] and Steven [Spielberg] gave it to him, he said, “I’m only now beginning to see the possibility of what cinema could be, and it’s too late.” He was 83. At the time, I said, “What does he mean?” Now I know what he means.3
Las cosas llevan tiempo, amigas. Y el tiempo se acaba. La vida se acaba. Es una realidad muy difícil de aceptar, pero creo que tenemos que vivir con la idea de que nuestra propia existencia está condicionada a un final. La idea de que no voy a hacer todas las cosas que me gustaría, de que se me va a acabar el tiempo, me persigue a veces.
—Hija, Eduarda, qué intensa te has puesto —diréis vosotras, y tendréis razón.
Ya. Mira, a una amiga mía esta semana le cayó una plancha en la cabeza y casi se muere. Tan sencillo como eso: en cualquier momento puedes mirar mal al cruzar, o te puedes tropezar. O tu cuerpo puede conspirar cosas fatales en tus intestinos, y algo te duele cuando ayer no te dolía.
Vivimos bajo la ilusión de que tenemos tiempo de sobra, pero la realidad es que siempre estamos de prestado.
Por eso, amiga, te pido: haz cosas. Haz las cosas que quieres hacer, especialmente las que llevan tiempo y esfuerzo. Da un salto al vacío, haz sacrificios, encuentra la forma. Si tienes inquietudes artísticas o ambiciones vitales, no esperes, no las procrastines. Porque a lo mejor mañana es demasiado tarde.
Esta semana, cuando me senté en mi escritorio frente a una hoja de papel en blanco, y me puse a esbozar las ideas principales de mi tesis doctoral, me pregunté si realmente tendría la energía, la pasión y el tiempo de sacarlo adelante sin beca. Y la verdad es que no lo sé. Pero lo que sí sé es que a lo mejor mañana no tendré potestad de decidir, me caerá una plancha en la cabeza y ni doctorado ni doctorada: planchada.
Me asaltaron muchas dudas antes de decir que sí a mi oferta de estudio doctoral, pero todas se me disiparon con esa perspectiva, aplastante, dolorosa y reconfortante: a lo mejor en un año me cae una plancha en la cabeza, doblo servilleta, y me quedo sin empezar ese proyecto que llevo persiguiendo tantos años, con tantas ganas, con tanto sacrificio.
Es mejor no esperar demasiado, amigas. Porque a veces es demasiado tarde.
Yo creo que lo he dejado claro. ¿No?
Pues eso. Me voy a hacer un café.
Anticipadas
Ando leyendo Todo va a mejorar, la novela póstuma de Almudena Grandes. Impresiona leyendo sabiendo que la escribió en los últimos meses de su vida, consciente de que escribía contra un futuro que no tendría.
Es una distopía, una novela ambientada en una España no muy lejana en la que la pandemia del coronavirus ha derivado en un régimen dictatorial. Es una buena novela, la estoy disfrutando mucho y me maravilla la ingeniería temporal de la autora, pero se ve como Grandes era ajena a las convenciones de un género como la ciencia ficción.
Porque este libro es ciencia ficción.
Esto, en realidad, me parece una cuestión compleja y difícil de dirimir, pero como apunté el otro día en las Notes4, me parece interesante que en la promoción del libro evitan utilizar términos como “distopía” o “ciencia ficción”. En su lugar, la llaman “novela de anticipación política”. Lo cual no es mentira: es una novela, anticipada, sobre política.
Pero tampoco es del todo cierto.
Entiendo que huir de ciertos géneros hace más fácil su venta, lo cual me resulta interesante, y hasta divertido, el pavor friki que se le tiene a palabras como “fantasía”, o “ciencia ficción”. En realidad, mucho de lo que consumimos puede enmarcarse en el amplio paraguas de lo fantástico.
Lo que me lleva a mi pregunta: ¿qué libros, películas o series eran evidentemente ficción especulativa pero su promoción la presentaba como una cosa totalmente diferente?
Os leo 👀
📋 Las cosas tardonas
Amiga, estoy a punto de hacerte entrega de la mejor cuenta de Instagram que existe en el mundo, ¿estás lista? Se llama The Dogist y es un señor que hace fotos y vídeos de perros que ve por la calle. El mejor contenido del mundo.
Me ha gustado mucho este artículo de Alberto Venegas sobre las inteligencias artificiales y la representación histórica: Hacia una ética de las imágenes digitales – Presura.
Esta semana iba a dar una charla sobre el cine de Almodóvar y he encontrado esta playlist con música de la Movida que me parece relevante compartir con ustedes.
Hablando de Almodóvar, esta entrevista de Pedro y Fabio McNamara de 1987: oro puro.
Esta canción, que me sorprendió en el gimnasio con unas pesas en la mano y tuve que parar para reírme tranquila:
👋 Adiós, amiga!
Este fin de semana tengo la visita de Gus, el perro de un amigo. Así que como os imagináis, ahora mismo soy el Eduardo Norte más feliz del mundo.
Os adjunto una de las muchas fotos que le he sacado durante los días que ha estado conmigo, y con eso me despido.
Esta es una referencia a MasterChef, muy poco propia de mí.
Debo, debo. Sí. Ojalá pudiera tomarme un descanso de ocho semanas y hacer una película al mismo tiempo [ríe]. Se me ha abierto el mundo entero, pero es demasiado tarde. Es demasiado tarde.
Soy viejo. Leo cosas. Veo cosas. Quiero contar historias, pero no tengo mucho más tiempo. Kurosawa, cuando le dieron el Oscar, cuando George Lucas y Steven Spielberg se lo dieron, él dijo “estoy empezando a ver lo que podría ser el cine, pero es demasiado tarde”. Tenía 83 años. En ese momento, me pregunté qué quería decir. Ahora lo entiendo.