Radicalmente presente
Sobre vivir, sobre una regla de oro que me he saltado, sobre qué obra pondrías en tu casa y alguna cosilla más, muchas cosas. Y sobre mí, claro.
Amiga, esta semana me he saltado una de mis reglas de oro.
No quiero entrar en detalles sobre el cómo, porque implica cuestiones laborales que no puedo airear con tranquilidad. Pero digamos que empecé a preocuparme muy seriamente por problemas que todavía no tengo, y que tal vez, nunca tenga.
“Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”, es algo que según Internet dijo Julio César. Yo lo digo muchísimo, de varias veces y en inglés y en español. Es mi regla de oro. Me lo he grabado a fuego porque no por extendido deja de ser menos cierto. Qué sentido tiene hablar de cruzar un río al que todavía no has llegado. Las metáforas gráficas, cuando son tan acertadas, me reconfortan.
Yo me he repetido esta frase respecto a muchas ansiedades futuras. Son tantas las tragedias que nos acechan que es fácil verse consumidos por ellas. Guerras y crisis, pandemias y emergencias, cambios, cambios, cambios. Factores externos que condicionan nuestra vida sin que podamos hacer nada. No es exagerado decir que mi vida, tal y como la conozco, depende de las decisiones de unos pocos que ni siquiera conozco.
Qué vamos a hacer, amiguita. Si somos dos insectos en el gran tapiz del mundo.
Pues qué vamos a hacer: vivir y hacer lo nuestro. Actuar en consecuencia de lo que creemos, tener la consciencia tranquila, encontrar nuestras satisfacciones y celebrarlas. Para qué vivir preocupadas sobre cruzar ese puente, si tal vez ni siquiera llegaremos a ese río. Los problemas del futuro, del futuro son.
Esta semana rompí mi regla de oro. Me encontré angustiado por los puentes que tal vez nunca tendría que cruzar, y me recordé la promesa que me hice al principio de este curso académico: vivir radicalmente en el presente. Leer este libro, escribir esta página, dormir esta noche.
Mañana, ya veremos. Otro puente que cruzar.
📋 Las cosas puentes
Only murders in the building, serie en Disney+. Era exceptivo de eso que llaman cozy crime, pero creo que me gusta. Misterios y asesinatos son la pesadez de la tragedia. Nunca pensé que me reiría a carcajada limpia con una serie de asesinatos. Vedla si os apetece ver algo ligero y entretenido. Ah, y el diseño de interiores es delicioso. Y en la tercera temporada sale Meryl Streep (eso fue lo que me terminó de convencer)
Tengo que dejar de ver vídeos sobre decoración, porque me llenan de envidia que luego no sé gestionar. Yo también quiero vivir en un apartamento barcelonés del siglo XIX restaurado por dos lesbianas.
Ando leyendo Danza de tinieblas, de Eduardo Vaquerizo. Ambientado en una España ucrónica en la que la expulsión de los judíos no tuvo lugar, Joannes Salamanca investiga una serie de asesinatos en un Madrid que nos suena pero no conocemos. Llevo un 30%, me está gustando mucho.
La conversación que los actores de Aquí no hay quien viva han tenido en la Academia de cine. Imprescindible para cualquier fan de la serie.
He flipado al descubrir esta semana solo se conocen tres especies que tienen la menopausia: las humanas, las orcas, y las chimpancés. La última, descubierto hace poco. Lo explican muy bien en este podcast.
La canción, que me la regaló el aleatorio de Spotify en algún momento:
🎨 ¿Qué obra pondrías en tu casa?
Andaba escuchando el consultorio de arte compacto cuando surgió esa pregunta: qué obra, de qué museo, pondrías en tu casa.
La pregunta me hizo pensar genuinamente sobre cuáles de mis cuadros favoritos cabría en mi apartamento, y dónde lo pondría. Y aquí hay trampa, porque no solo tengo que pensar cuáles son mis obras favoritas, sino cuáles me caben en casa.
Lo he pensado mucho y no lo tengo nada claro. Te diría una noche estrellada de Van Gogh, o un San Sebastián de Guido Reni, pero me parecen tan básicos como predecibles. ¿Tal vez Verde, negro y amarillo con circunferencia roja (1963), que además me cabría estupendo encima de la estufa, de Gustavo Torner, pero siento que es demasiado posmoderno. Lo pensaré durante unos días más, inevitablemente. Y cambiaré de opinión.
En fin, esos son mis referentes. Ahora quiero saber los tuyos. Cuéntame: ¿qué obra pondrías en tu casa? Dímelo en un comentario, quiero saber.
👋 ¡Adiós, amiga!
Hoy me despido pronto, que tengo plan. Espero que pases una buena semana y no pienses demasiado en el futuro. Solo en cosas buenas, si acaso.
Tres cosas más, eh:
Haz las pequeñas tareas de casa para que no se te acumulen. Cuanto antes laves esas tazas, antes terminarás de fregar después, no sé si me explico
Recordatorio amistoso de mandarle un mensaje a una amiga. Puedes mandarle, por ejemplo, esta newsletter. *guiño, codazo, guiño*
Gloria Fuertes dixit: huye siempre de los entornos endogámicos
Holis,
Yo tengo Perro semihundido de Goya. Aunque pondré más seguro en un futuro.
Un abrazo!
Uy, pues yo no sé qué obra pondría, me gustan tantos pintores como estados de ánimo tengo. En una buena temporada, Klimt o Rotko, en una nostálgica alto de Velázquez o quizá el matrimonio Arnoldfini, que me llevan a épocas pasadas, y en momentos tristones algo que levante el ánimo, por ejemplo Warhol. Y para los ratos creativos, cuando escribo, algo sugerente como Hooper.
En cuanto a lo de solo asesinatos en el edificio, me pareció una serie muy entretenida y con el humor justo y maravilloso. Meryl es un must. Siempre.
Abrazos,
Izaskun